Hace algunas semanas las derivadas del debate de jóvenes profesionales en altos cargos del aparato público han abierto conversaciones más allá de las cuestionables redes de contacto, sino que también si es posible ser joven y ocupar un cargo directivo a la vez.

Si bien la experiencia laboral es un factor relevante a la hora de seleccionar un cargo de ejecutivo, éste no es el único. Los años de antigüedad por si solos son un requerimiento de ascenso en la carrera militar, no así en el sector privado.

La experiencia en muchos casos puede ser sólo una acumulación de años en donde se administra un modelo sin cambios, sin riesgos y sin valor agregado. En otros casos pueden ser de innovación, cambios y generación de utilidades o disminuciones en pérdidas que se reflejan en cambios relevantes y sustanciales para las empresas, su valor bursátil y/o utilidades directas.

Es posible que encontremos el segundo perfil pasando de empresa a empresa generando valor en cortos periodos de tiempo y un impacto mucho mayor que el primero. Esto pasa por la localización de un perfil que ama más hacer un buen trabajo que ser el eterno empleado en empresa para la cual trabaja. Las diferencias pueden ser de muchos años de estabilidad laboral, sin embargo las competencias desarrolladas por este último, mezclada con la frescura de la teoría adquirida en la universidad pueden ser la mixtura perfecta que una empresa esté buscando para dar el paso siguiente, asumiendo riesgos calculados y con un empuje decisivo.

Si hablamos de niveles de riesgo, los profesionales jóvenes marcan la pauta a la hora de intentar emprender antes de buscar un trabajo, generando así un espíritu emprendedor que finalmente se transforma en intra emprendimiento para la empresa que los contrata, aportando con nuevas visiones y de alguna manera “apropiación” de la empresa que los contrata por un período de tiempo.

Desmitificar el hecho de que la fidelidad de años a las empresas contratantes es un bien por sí sólo, también es necesario. Hay que investigar la causa de esto, el crecimiento dentro de la organización, el aporte individual, las competencias desarrolladas, los desafíos/riesgos asumidos y la marca personal que el profesional deja en la organización.

Hoy, se hace cada día más necesario mezclar profesionales con la experiencia de años en una empresa, con visiones nuevas que logren mediante el debate directivo generar cambios organizacionales que sean capaces de hacer avanzar a la empresa en la dirección correcta, asumiendo riesgos calculados que sólo entrega la mixtura de ambos perfiles.

 

René Ormeño

Manager Cuentas Estratégicas PageGroup.

 

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